Marcos 12:37 “Y gran multitud del pueblo le oía de buena gana”.
A diferencia de los líderes religiosos, la gente escuchaba las palabras de Jesús con admiración, ellos sabían que no había nadie en Israel que interpretara las Escrituras con tanta precisión y con tanta sabiduría.
Hay una diferencia muy grande entre deleitarnos en la sabiduría de Jesús y en venir a sus pies en arrepentimiento y fe. Hay mucha gente que visita las iglesias regularmente, que disfrutan de la predicación de la Palabra de Dios. Ellos calman sus conciencias viniendo cada domingo a la iglesia, como si pagaran su cuota. Pero eso no significa que se hayan entregado por entero a Jesús como Señor y Salvador.
Disfrutar la Palabra es una cosa, y el ser un hacedor de ella es otra. ¿Tú puedes decir que Jesús es tu amo, tu dueño? Recuerda que no basta con decir: “Señor, Señor”; es someterse a su señorío.
Hoy quiero que analices si eres parte de ese pueblo que se ha ofrecido a Cristo para que él sea su único Rey. ¿Él es único Rey que está sentado en el trono de tu corazón?
Aunque vivimos en un mundo dañado por el pecado, Cristo está sentado en su trono, llevando a cabo el cumplimiento del plan redentor de Dios y nadie podrá impedir que lo haga y hasta que el regrese en gloria a establecer su reino. Mientras esperamos con expectativa el día glorioso de su segunda venida para reinar junto a él por los siglos de los siglos. Apocalipsis 3:21 dice: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”. Si tú aun no tienes a Cristo como tu Señor y como tu Salvador, yo te invito que no tardes en venir a él.