Proverbios 16:5 “Abominación es a Jehová todo altivo de corazón”.
La palabra soberbia u orgullo viene de la palabra griega “uper” que quiere decir: superior, sobre y arriba. El orgullo es pensar en uno mismo más de lo que somos; si tú te crees superior a los demás eres soberbio. Romanos 12:3 dice: “que no tenga más alto concepto de si, que el que debe tener, que piense de si con cordura”.
Hay gente que en todos lados quiere ser la figura principal, quiere llamar la atención, no soporta que no le hagan caso, es el orgullo y la soberbia que hay dentro del ser humano. El orgulloso se jacta de no ser como los demás, en Lucas 18 encontramos la parábola del fariseo y el publicano, y dice que el fariseo oraba de pie y decía: “Dios te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano” (Lucas 18:11). Este fariseo se sentía superior, creía que él era perfecto por cumplir la ley.
El orgullo contamina todo lo que toca, transforma las virtudes en vicios y las bendiciones en maldiciones. Por ejemplo: la belleza física, hay personas que son guapas físicamente y esa belleza da como resultado vanidad.
En Génesis 11:4 en la torre de babel, lo que los llevo a edificar esa torre fue tratar de llegar al cielo, alcanzar a Dios y tener un nombre: “Y dijeron: vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya torre llegue al cielo; y hagámonos un nombre”. Otro ejemplo de soberbia lo encontramos en Daniel cuando el rey Nabucodonosor que había edificado tantas construcciones, entre ellas lo jardines colgantes que hoy son una de las siete maravillas del mundo, él se enorgulleció de todo lo que había edificado y Dios lo volvió una bestia salvaje hasta que no reconoció que no hay nadie más grande que nuestro Dios (Daniel 4:29-37).
Hoy Dios te invita a que reconozcas tu necesidad de Dios, eso es humildad y es lo contrario al orgullo y la soberbia. Tenemos que entender que nosotros no somos nuestros propios dioses, el Dios de la biblia, el Padre de nuestro Señor Jesucristo nos creó a su imagen y semejanza por lo que debemos nuestra obediencia y sumisión a sus leyes y a su Palabra. No vivas más una vida separada de él.