Filipenses 3:14 “Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.
Cuando un atleta está en posición de arranque para iniciar una carrera, solo puede pensar en llegar a la meta y ganar. De igual manera pasa con la vida cristiana, podríamos decir que es una carrera y nuestra meta es Cristo.
Mateo 22:14 dice: “Porque muchos son llamados, y pocos escogidos”; muchos empezaran la carrera del evangelio, pero en la medida que vayan avanzando muchos desistirán, otros permitirán distraerse y se desenfocaran de lo que realmente es importante. Es por eso que podemos ver personas entrando y saliendo de iglesias.
Esta carrera no es fácil pero debes perseverar, recuerda lo que nos dice Mateo 24:13 “más el que persevere hasta el fin, este será salvo”. El sufrimiento te puede llevar a desanimarte y abandonar la carrera, pero el Señor Jesús nos dice: “en el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
No se trata de empezar la carrera, sino de permanecer firmes hasta el final de tu vida. El apóstol Pablo les dijo a los Gálatas: “Vosotros corríais bien; ¿Quién os estorbó para no obedecer a la verdad?” (Gálatas 5:7), lo que quiere decir que, por momentos muchos van a correr bien, pero si no se mantienen firmes en Cristo, podrán llegar situaciones que les harán apartarse.
Esta carrera de la fe, como toda carrera tendrá obstáculos, los cuales te recordaran que debes esforzarte y entregarlo todo, así como el Señor Jesús entrego todo por ti en la cruz.