Isaías 57:15 “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”.
Dios no solo ve nuestro exterior, él también ve nuestros corazones. Dios mora en los lugares altos y sublimes, pero también él hace su residencia en aquellos que tienen un corazón contrito y humillado. El Salmos 34:18 lo dice así: “Cercano esta Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu”.
Cuando pensamos en quebrantamiento, muchos piensan que debe haber muchas lágrimas. Otros piensan que es tener una experiencia verdaderamente trágica, haber sido herido profundamente; pero aun así tú puedes pasar por muchas heridas y por muchas experiencias trágicas y no haber sido quebrantado.
El quebrantamiento es una elección, es un acto de nuestra voluntad, un estilo de vida continuo, una rendición de mi voluntad a la voluntad de Dios. Es mi propia vida siendo destrozada para que la vida y el Espirítu de Dios fluyan a través de mí.
En Lucas 15:11-32 encontramos la parábola del hijo pródigo, aquel hijo que le pidió a su padre la herencia que le correspondía y se fue de casa a vivir una vida desordenada hasta que se le acabo el dinero. Este hombre no volvió en si sino hasta que quedo destituido de todos sus recursos. Él dijo: “Me levantare e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros” (Lucas 15:18-19). Y cuando el padre vio que su hijo había vuelto él lo abrazo y le beso. Ese hijo que fue quebrantado fue restaurado a comunión con su padre.
En este padre nosotros vemos la imagen de nuestro Padre celestial, él nos recibe cuando venimos a él con un corazón quebrantado y arrepentido. ¿Qué tipo de corazón tienes tú? Tal vez recuerdes cuando por primera vez viniste a Cristo y tenías un corazón humilde, pero ahora has estudiado tu biblia y sabes tanto que te has convertido en un orgulloso de corazón. Tú puedes ver los pecados de todo el mundo, pero no puedes ver los tuyos.
Lo que vemos en la Palabra de Dios es que el quebrantamiento trae bendición, Jesús dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu” (Mateo 5:3). Y en Juan 12:24 el Señor habla de ese grano de trigo que cae a tierra, ese grano tiene que ser quebrantado, tiene que deshacerse de esa cáscara o cubierta para que pueda dar fruto.
En la medida que te humillas, reconoces y obedeces a Cristo, en esa medida él va a derramar su gracia en tu vida y vas a experimentar las bendiciones del quebrantamiento.