Job 22:27 “Orarás a él, y él te oirá; y tu pagarás tus votos”.
Cuando atravesamos por momentos difíciles y vemos que todo va mal es cuando empezamos a creer que el Señor no está en el asunto y nos preguntamos si realmente escucha nuestras oraciones.
Aun cuando las circunstancias te digan lo contrario, en tu espíritu debe haber convicción de que Dios sí escucha. Jeremías 33:3 dice: “clama a mí, y yo te responderé”. Es la voluntad del Padre que clamemos a Él como sus hijos, así que todas las salidas a tus necesidades, problemas y demás están a un punto de doblar rodillas.
Muchas veces cuando nos vemos en medio de la adversidad hacemos promesas que, a veces, nos cuestan mucho trabajo tratar de mantener y lo que hacemos es volvernos necios. Pero la Palabra nos exhorta en Eclesiastés 5:4 que, “cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes”.
Si has estado atravesando por un desierto y no has visto respuesta de Dios, no dejes de orar, la misma Palabra también nos enseña una tremenda lección: “orad sin cesar” (1 Tesalonicenses). Persevera por tu petición, no tires la toalla.