Hechos 20:35 “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Mas bienaventurado es dar que recibir”.
La generosidad es un atributo de Dios; la Biblia habla de manera extensa de que Dios es un Dios generoso, y por lo tanto, sus hijos deben de ser generosos.
Dios mostro su mayor acto de generosidad en la cruz. Dios se entregó así mismo por nosotros los pecadores. Dios espera que nosotros seamos intencionalmente generosos, pues “Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7). Nosotros tenemos que abrir nuestras manos con las cosas que recibimos, eso es parte de acumular tesoros en el cielo, porque cuando yo abro mi mano generosamente para otros que necesitan más que yo, yo estoy confiando en el Dios que provee, en el Dios que da.
La vida de generosidad es una vida de fe, es una vida que confía en el dador. Timoteo recibió una instrucción de Pablo y le dice: “a los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1Timoteo 6:17).
La generosidad es la manera de transferir riquezas de aquí para allá. Es un reconocimiento de que mi tesoro esta allá (en el cielo) y no aquí (en la tierra). Es una forma de usar mis riquezas terrenales de forma tal, que yo pueda acumular tesoros en el cielo. “Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos; generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna” (1 Timoteo 6:18-19).
Acércate a Dios y deja que tu corazón este sumisamente sometido a él. La vida es corta, preparémonos para la que viene.