Filipenses 1:6 “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en nosotros la buena obra, la perfeccionara hasta el día de Jesucristo”.
Dios comienza una obra en el interior de cada uno de sus hijos. Es esa transformación que el Espíritu Santo opera en nuestros corazones para traernos de la muerte a la vida. El apóstol Pablo está hablando de la obra de la regeneración, el nuevo nacimiento. 2 Corintios 5:17 nos dice que: “si alguno está Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan 3:6). Y nosotros hemos sido engendrados por el Espíritu de Dios.
La biblia nos dice que él nos amó cuando éramos sus enemigos (Romanos 5:10), y fue estando en esa condición, que Dios hizo esa obra en nosotros.
Si siendo enemigos y pecadores, Dios envió a su Hijo a pagar nuestra deuda y a reconciliarnos con él, mucho más ahora siendo sus hijos, no nos dejara y nos perfeccionara.
Es por eso que ahora podemos decir: “¿Quién nos separara del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Nada puede separar a un verdadero creyente del amor de Cristo. Es su amor por nosotros lo que sostiene nuestro amor por él. “somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37).