Samos 24:1 “De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en el habitan”
Dios es dueño de todo y de todos. La Palabra de Dios deja en claro que Dios es dueño de todo. En 1 Crónicas 29:11 David oró: “Tuya es oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas”.
Dios es el único dueño de todo, incluyéndote a ti, a tu familia, tu casa, tus posesiones. Por lo tanto, si pierdes una posesión, realmente no la pierdes porque nunca fuiste el dueño.
Aunque Dios es el dueño de todo, el confía en que seamos administradores sabios de todo lo que él nos da.
Las cosas materiales, los bienes y los recursos naturales son en sí mismos “buenos”, porque todos fueron hechos por Dios. El uso indebido de esos bienes proviene de gente impía olvidando así que son creaciones de Dios y que Dios les da la capacidad de ganar esas posesiones.
Las personas comienzan a adorar al mundo creado en lugar de adorar al Creador. Tal idolatría de las cosas de este mundo viola el primer mandamiento que dice: “no tendrás dioses ajenos delante de mi” (Éxodo 20:3).
Debes adorar a Dios como dueño de todas las cosas, agradecerle por todo lo que te ha confiado y nunca dejar que esas posesiones sean la causa de olvidarte de Dios.