Juan 14:27 “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.
Si alguien te dijera que dentro de unas horas tú vas a ser arrestado, severamente torturado, y luego condenado a morir en un juicio injusto. ¿Cuál sería tu reacción? ¿Estarías esperando a que los demás se preocupen por ti o tú te preocuparías por ellos?
El discurso del aposento alto, es la última enseñanza que el Señor Jesucristo compartió a sus discípulos precisamente antes de su arresto y su crucifixión. Pero lo extraordinario de estos versículos, es que el Señor Jesús estaba preocupado por traer palabras de consuelo y de ánimo al corazón de sus discípulos. Todos quisiéramos tener y disfrutar de esa paz en un momento como este.
Hoy quiero que veamos el ejemplo que nuestro Señor Jesucristo nos dejó, que estando en una condición tan difícil, su mayor preocupación fueron sus discípulos.
En este momento, el mundo está atravesando por una pandemia. En el mundo entero estamos guardando cuarentena con mucha preocupación, esperando que pase este virus. Sin embargo, debemos tener cuidado, porque muy fácilmente en circunstancias como esta nos centramos en nosotros mismos, cuando hay muchas maneras en las que podemos preocuparnos por los demás.
Todos debemos hacer un esfuerzo mientras pasa esta pandemia para no centrarnos en nosotros mismos, sino seguir el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo. Nosotros podemos orar unos por otros, podemos llamarnos para traernos palabras de aliento, de estímulo, palabras de consuelo.
Dios nos da oportunidades preciosas en estos días para poder preocuparnos por la iglesia de Cristo, que es su novia. Aprovechemos esta oportunidad para no solo enfocarnos en nosotros mismos, sino en los demás, en aquellos hombres y mujeres que Cristo ama como si fueran la niña de sus ojos.