1 Corintios 3:3 “porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”
Una persona de carácter susceptible es aquella que se ofende fácilmente y que toma a mal las cosas con rapidez. En las congregaciones hay también niños espirituales quienes aún tienen necesidad de leche y no de alimento sólido.
Una de las armas es la coraza de justicia (Efesios 6:14). La coraza tiene la función de proteger el corazón; físicamente se usaba sobre el tórax del soldado y así su corazón era protegido de los dardos enemigos. Espiritualmente la coraza tiene el propósito de proteger el corazón del creyente para que no sea herido con facilidad y así tu corazón estará blindado aun contra las palabras ásperas que son como golpe de espada (Proverbios 12:18). Cristo y sus más fieles discípulos usaban este atuendo invisible de la fe. 1 Pedro 2:23 dice: “quien cuando le maldecían, no respondía con maldición: cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente”. Desde la cruz, Jesús pidió al Padre que perdonara a los que lo estaban crucificando (Lucas 23:34). Otro ejemplo es Esteban, él no fue lastimado internamente, cuando le apedreaban, su corazón tenía esta coraza, mientras lo herían físicamente, él se arrodillo y con corazón sano, le pidió al Señor que no tomara en cuenta a sus enemigos aquel pecado.
Nuestros pies andan por caminos derechos, nuestra sensibilidad emocional está protegida por esa justicia; pero cuando damos pasos que no están de acuerdo a la santidad de Dios, nuestro corazón pierde el blindaje de la justicia y queda vulnerable a los dardos externos que se envían hacia nosotros.