Ayer comentaba acerca de que si no estás viviendo de acuerdo a la santidad de Dios, tu corazón pierde el blindaje de la justicia y queda vulnerable a los dardos externos que se envían contra ti, pueden ser dardos de pensamientos mentirosos a tu corazón desnudo de justicia, ejemplo: palabras que te hagan sentir no amado o despreciado por los demás. Caín se enojó contra su hermano Abel, de tal manera que lo invito ir con é al campo y allí lo mato (Génesis 4:8). Caín estaba herido contra Dios y contra su hermano, porque sus obras eran malas y las de su hermano justas (1 Juan 3:12), porque a él le faltaba la coraza de justicia, y obviamente su corazón estaba al descubierto para que la amargura lo hiriera.
Hermano, si la justicia de Dios no está ceñida a tu corazón, funcionaras como niño, quejándote todo el tiempo. Pero si la coraza de justicia de Cristo, está en ti, está sujeta a tu alma y a tu espíritu, entonces estarás en camino a la madurez.
Cuando eres maduro en la fe, puedes ser exhortado por Dios y por sus siervos, sin que esto cause el más mínimo malestar dentro del corazón. Y hasta te pueden ofender sin que esto produzca heridas en tu vida interior. La próxima vez que veas que alguien se hiere fácilmente o se ofende con cualquier palabra, puedes decirle cual es la cura perfecta: “Andar en la justicia de Jesús”, para que esta coraza proteja sus sentimientos.
Es tiempo de dejar de ser niños en Cristo y despertar a la realidad de que Cristo nos necesita maduros en la fe, para llenar al mundo de su bendito evangelio de amor.