Salmos 84:5-7 “Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder; verán a Dios en Sion”.
Muchas veces crees que Dios es Dios solo cuando te va bien, pero cuando te lleva al valle de lágrimas, de enfermedades, de momentos difíciles, de tribulaciones, empiezas a dudar de Dios.
El valle de lágrimas es un valle por el cual nadie quiere pasar, pero su Palabra dice: “cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegaran. Cuando pases por el fuego, no te quemaras, ni la llama ardera en ti” (Isaías 43:2).
El versículo de hoy es muy claro, al decir que cuando tú tienes al Señor en su vida, él va a ser tu fuerza, va a ser el motor que te dará el impulso para que tú puedas cruzar ese valle de lágrimas. Nota que este versículo inicia con la palabra “bienaventurado” esa palabra es “dichoso, afortunado, contento”; y es así como estarás cuando atravieses ese valle de lágrimas, sabiendo que Dios te sostiene. La mayor tragedia que puedas atravesar será no tener a Dios en tu vida como tu salvador.