Iglesia Cristiana Hashem

Iglesia Cristiana Hashem

“En Integridad y Sabiduría”

Estudio Bíblico (Martes, 5:00 PM)   |   Culto de Confraternidad (Domingos, 12:00 PM)

Series Activas: “En camino a un avivamiento” Libro de Zacarías (Martes) y “La Iglesia impulsada por la Biblia” (Domingos)

Adoptados

Romanos 8:15-16 “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos ¡Abba Padre! El espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”.

Cuando nos convertimos en cristianos somos adoptados e iniciamos una relación de familia. Cuando una familia judía adoptaba a un niño, esa familia primero  buscaba al niño que quería adoptar y luego, pagaba las deudas de ese niño. Después tomaban ese niño y rompían todas las relaciones que el niño había tenido y lo recibían en una nueva familia, iniciando una nueva relación y dándole un nuevo nombre.

Esta es una imagen de lo que nos  ocurrió cuando entramos a formar parte de  la familia de Dios. Dios paga todas nuestras deudas, rompe los lazos del pecado, nos lleva a su familia y nos da su nombre. Él nos da el Espíritu Santo, que es la prueba de la adopción. 

Gálatas 4:6 dice: “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama ¡Abba Padre!”. El Espíritu Santo es también llamado el Espíritu de adopción que vive justo en nuestros corazones cuando nos convertimos en cristianos. Es este Espíritu que nos llama y nos lleva a la intimidad con el Padre.

El anhelo de nuestro corazón solo es satisfecho cuando tenemos una relación con Cristo. El cristianismo es una relación de amor. Es Dios amándome, y tú amándole a Él.

1 Juan 4:16 dice: “Nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”.

Dios, como un buen Padre, nos conoce a la perfección. Mateo 10:30 dice que él tiene el registro de cada cabello de nuestras cabezas, él los tiene contados. El Salmos 53:8 dice que: “Cuentas mis lágrimas, pones mis lágrimas en tu botella. ¿No están allí en tu libro?” (NVI). No hay ni una lágrima que alguna vez hayas derramado  que tu Padre no lo haya sabido, ni siquiera una.

Salmos 103:13-14 dice: “Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen. Porque él conoce nuestra condición”.

¡Qué imagen tan impresionante del corazón paternal de Dios! Es un amor muy poderoso. El cristianismo es una relación de amor, y eso lo cambia todo. Cada vez que sientas desmayar, recuerda quien es tu Padre.