Iglesia Cristiana Hashem

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“En Integridad y Sabiduría”

Estudio Bíblico (Martes, 5:00 PM)   |   Culto de Confraternidad (Domingos, 12:00 PM)

Series Activas: “En camino a un avivamiento” Libro de Zacarías (Martes) y “La Iglesia impulsada por la Biblia” (Domingos)

Un corazón descontento

Números 11:1 “Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento”.

Quejarse es una condición grave del corazón. Cuando nos quejamos estamos diciendo que rechazamos la voluntad de Dios, la autoridad de Dios y el derecho de Dios a gobernar nuestras vidas.

Al salir de Egipto los Israelitas eran inmaduros, Dios sabía que en realidad no le conocían, y Dios quería darles la oportunidad de llegar a conocerlo. Ellos habían visto sus milagros, habían experimentado su gracia, su poder, su bondad y su amor.

Muchos de nosotros hemos estado caminando con el Señor  por algunos años y tendemos a murmurar y a quejarnos cuando Dios no hace las cosas como entendemos que creemos que debería hacerlas.

Cuando se supone que deberíamos tener confianza en la bondad del Señor, cuando deberíamos ser capaces de alabarle en medio de lo que nos sucede y nos encontramos una vez más quejándonos, murmurando y dudando de Dios.

Somos alimentados por la publicidad, la televisión, y otras personas pasan a ser nuestro estándar de lo que necesitamos. Creemos que lo que tenemos está bien hasta que nos fijamos en lo que otras personas tienen y empezamos a comparar. El descontento nos hace irracionales, no nos deja pensar con claridad y hacemos lo que el pueblo de Israel hizo.

En Deuteronomio 1:27 dice: “y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Porque Jehová nos aborrece, nos ha sacado de tierra de Egipto, para entregarnos en manos del amorreo para destruirnos”.

Cuando tenemos un corazón insatisfecho, somos tentados a olvidar lo que Dios ha hecho en el pasado, dudamos que Dios proveerá lo que necesitamos y rechazamos lo que Dios está ofreciéndonos.

No somos capaces de ver los propósitos de Dios, y no somos capaces de aceptar sus designios, de ver que Dios tiene un plan en el que él está trabajando. Él está queriendo mostrarnos su grandeza, su poder, su misericordia y su amor. Él está queriendo conformarnos y moldearnos. Él está queriendo hacernos verdaderos creyentes. Él está queriendo edificar nuestra fe, pero cuando tenemos un corazón insatisfecho, rechazamos los propósitos de Dios.

El pecado del descontento, conduce al pecado de la murmuración y va de la mano del pecado de la rebelión. Es tan fácil caer en la queja, pero no tienes que dejarte controlar por el descontento, se agradecido y recuerda todo lo que Dios te ha provisto. Pues su voluntad es agradable y perfecta (Romanos 12:2).