1 Pedro 1:13 “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado”.
Debemos vivir cada segundo de nuestra existencia con los ojos puestos en la luz de aquel día en la que el Señor se manifieste. Vivir esperando ese glorioso día en el que nuestro Señor y Salvador regrese por nosotros.
En 1 Juan 3:2 dice: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”. Hermanos, esta esperanza tiene que minar en nuestros corazones, ese anhelo de que el venga tiene que estar latente en el corazón de cada uno de nosotros.
Vive cada segundo de tu existencia con esta expectación, no importa la adversidad, el sufrimiento o la persecución porque el vendrá. Romanos 8:18 nos dice: “pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”.
La situación por la que tú puedas estar pasando no se compara por grande que sea, cuando él se manifieste y estemos con él por toda la eternidad. Tenemos que tener esa esperanza, pero una esperanza que está expectante de aquel día. ¡Ven Señor Jesús!