Génesis 39:3-4 “Y vio su amo que Jehová estaba con él, y todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano. Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía”.
Potifar deposita una confianza sin igual en José y lo hace su mayordomo. Todo lo que Potifar tiene está en manos de José, y todo lo que estaba en sus manos Dios lo hacía prosperar. Dios estaba bendiciendo a Potifar a causa de José.
El Samos 1:1-3 dice: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová esta su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperara”.
José es un ejemplo de conducta y de testimonio, allí donde Dios lo había puesto el cumplió con su trabajo, con su misión de una forma excelente. El no buscaba su propio beneficio, el buscaba el beneficio de su amo, él sabía que Dios lo estaba observando, y es a Dios a quien hay que agradar.
En Efesios 6:5 nos dice: “Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo”. Todo lo que hagas debes hacerlo para la gloria de Dios, y ahí en tu trabajo, en tu escuela, en tu casa, donde te encuentres demuestra quien eres, y si realmente crees lo que crees.
No seas un mal empleado, profesionista, o alumno; desobediente, que se queja de todo. Para que todos los que te vean puedan decir que tu fe es verdadera. Como creyente debes dar testimonio con tus actitudes, y aun tus palabras revelaran quien eres.
Cuando José llegó a Egipto tenía 17 años, y tal vez empezó desde abajo con trabajos muy sencillos como hacer mandados, cortar el pasto, lavando pisos; y desde entonces todo lo hacía con excelencia. Hagas lo que hagas, grande o pequeño, profesional o no; Todo es para la gloria de Dios. ¡Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén!. (Romanos 11:36)